Hace un par de días, fui con unos amigos a una exposición en el Museo Bellas Artes. Esta trataba sobre el trabajo Sergio Larrain, uno de los mas grandes fotógrafos(¿y por que no decir el mejor?) de Chile. Sus obras reflejan la miseria en persona, una "realidad cruda" de la pobreza en Chile, en donde el fotógrafo resaltaba aun mas esta realidad gracias al estilo de las fotos en "blanco y negro".
Fotos de distintos lugares de Chile y del resto del mundo. Todas con algo en común. Todas retrataban una realidad de crudeza extrema. Un claro ejemplo seria la parte de los "niños abandonados", en donde se puede apreciar a cientos de niños deambulando por las calles de Santiago; niños de pobreza extrema, hambrientos, sin zapatos e incluso, con falta de oportunidades a futuro.
Sergio Larrain tuvo esa capacidad de poder ver donde nadie quería ver. Podríamos decir (quizás), que Larrain, de una u otra manera, "obligo" a la sociedad y al resto mundo a tomar conciencia de la violenta pobreza que se vivía en las calles de la capital santiaguina y en Chile entero.
A pesar de todo esto, me llamo la atención el hecho de que a la par, retrataba niños en las mismas situaciones que los comentados anteriormente, pero con un lente de felicidad. De una sencillez e inocencia que es difícil de ver ahora, el fotógrafo logro retratar caras de felicidad, como es el caso de una foto tomada en Chiloe en donde se ve a un par de niños riendo mientras pescaban.
Fue una gran visita al museo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario